Hace 36 años atrás, el 1 de junio de 1985, un grupo de personas descubrió que a través del escultismo era posible la construcción de un mundo mejor, convencidos además en intentar en nuestra ciudad, la implementación de este método educativo, que desde 1907, tanto éxito estaba teniendo en muchas partes del mundo y del país.
Así nació la Agrupación Scout Francisco Tau, hoy nuestro querido Grupo Scout Francisco Tau, que por estos días de grandes problemas sanitarios, está cumpliendo un rol fundamental como voluntariado que se sumó al COE local, haciendo realidad sus grandes objetivos de construir un mundo mejor donde las personas se desarrollen plenamente y jueguen un papel constructivo en la sociedad.
Mientras nosotros estamos cómodos en nuestros hogares u ocupándonos de otros quehaceres habituales, ellos están conteniendo, empatizando, contactando, a personas afectadas por la pandemia. El llamado telefónico y escuchar al enfermo muchas veces se constituye en el gran remedio sanador, especialmente de aquel que se siente solo. En ese gran engranaje de amor hacia el necesitado, formado por médicos, enfermeras, paramédicos, camilleros, bomberos, choferes de ambulancias, administrativos, servicio de limpieza y muchos anónimos más, también están nuestros scouts, formando esa legión de desconocidos para muchos, pero muy amados por quienes padecen del sufrimiento en carne propia o de un ser querido.
Para ellos, y especialmente a nuestros scouts bellvillenses y sus familias, les podemos decir que están haciendo realidad lo que escribió bajo el nombre de “Esperanza” el poeta cubano Alexis Valdés:
“Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado”.
Ellos lo están haciendo, de nuestra parte pongamos lo mejor de nosotros para que esto pase lo más pronto posible.